Pese a la creencia de que Bitcoin es totalmente anónimo y privado, la privacidad en Bitcoin está muy lejos de ser absoluta, ya que en el sistema Bitcoin, las direcciones y los montos son públicos. Si sumamos esto a que muchas carteras aplican KYC a sus usuarios es perfectamente posible vincular los datos personales del usuario, con los datos públicos registrados en la cadena de bloques Bitcoin.
En este sentido, Bitcoin podría ser incluso menos privado que los sistemas tradicionales. Esto, en caso de que no se tomen medidas al respeto, ya que, a pesar del elemento público del Bitcoin, la privacidad como valor está muy arraigada en la cultura de la comunidad Bitcoin. Realmente, cuando una transacción en Bitcoin se realiza, todo es público, ya que cualquier persona puede saber la dirección de origen, el monto transferido, y la dirección destino.
Este componente público, algunas veces es deseable, pero, en otras ocasiones, por el contrario, no lo es. Tal vez, a nivel de una organización pública es muy buena idea. En este caso, la naturaleza pública del Bitcoin podría dar mayor transparencia a una institución pública, que debe rendir cuentas claras a la ciudadanía. Sin embargo, en el ámbito privado, exponerse de ese modo podría traer sus inconvenientes.
En el ámbito personal, la privacidad importa mucho, ya que toda persona tiene derecho a la privacidad, de hecho, quien quiera mantener sus costumbres y hábitos de consumo confidenciales, está en su pleno derecho. Como tal, la confidencialidad es vital en el mundo de los negocios, por ejemplo, por lo que revelar todos nuestros movimientos, daría a la competencia considerables ventajas.
Debemos recalcar, que cada Bitcoin tiene una historia, y esa historia es única y pública. Realmente, esto es una ventaja, y al mismo tiempo, una desventaja, ya que la falta de privacidad de Bitcoin, podría ser un problema, por ejemplo, en este momento es posible identificar a “malos” actores, rastreando sus transacciones y marcando los Bitcoins utilizados como unidades “sucias”. Esos Bitcoins “sucios”, no son iguales a los Bitcoins “limpios”.
En un principio, esta práctica no parece tan dañina, e incluso podría ser muy útil para frenar actividades criminales, sin embargo, algunos podrían abusar de esta rastreabilidad de Bitcoin. Por ejemplo, el exchange Coinbase, es conocido por eliminar cuentas que tengan estos Bitcoins “sucios”, ya que existe una lista negra y se ha sido utilizada para censurar Bitcoins específicos.
En el futuro, cualquier grupo podría marcar los Bitcoins de una cartera determinada por cualquier razón y promover un boicot. Una organización religiosa, por ejemplo, podría marcar los Bitcoins de grupos que no viven según sus principios. Además, se podrían boicotear los Bitcoins de la industria pornográfica, las clínicas que realizan abortos, un partido político en específico o una persona “indeseable”, asimismo, se podrían marcar los Bitcoins minados con energía renovable y los Bitcoins no ecológicos, por ejemplo.
Es importante acotar, que esta práctica sería muy difícil de frenar, y pondría en peligro el valor del Bitcoin como dinero. Con el tiempo, han surgido propuestas para agregar mayores elementos de privacidad en Bitcoin, aunque las autoridades regulatorias tienden a desalentar estos cambios, complicando un poco más el problema.
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